Me pregunté desde mis inicios como
lectora cuales eran los parámetros que evaluaban en los libros para
considerarlos como un ''clásico''. Llegué a preguntarme si esperaban a que el
ejemplar tuviera más de doscientos años desde su publicación para luego
llamarle de ese modo. Sin embargo, al investigar, y dada la ambigüedad de las
definiciones, decidí que llegar a mis propias conclusiones sería mucho más
satisfactorio.
En lo que todos parecen estar de
acuerdo es en el hecho de que un clásico debe superar la prueba del tiempo, y
mantener su relevancia, por decirlo de algún modo, eternamente. De ahí la razón
por la cual los mismos suelen ser libros publicados siglos atrás.
El clásico debe ser igual de
impactante leído hoy que cuando fue escrito, debe hacerte notar lo variado que
es el mundo, lo lleno de sentimientos y emociones que a veces fallamos en
identificar, y que a través de sus páginas podemos experimentar.
He notado que no se ha establecido
una definición convencional
(utilizando la connotación original de la palabra) para el término, mas bien,
lo de ''libro clásico'' está sujeto a debate. Autores escriben ensayos
exponiendo sus conclusiones; dicen algunos que la novela clásica forma parte,
desde su publicación, del canon de su género, que ésta sirve como modelo y, por
consiguiente, define los estándares de su categoría.
El reconocido literato, Italo
Calvino, dijo en su ensayo ''Por qué leer los clásicos?'', que aquellos son los
libros que aún no han terminado de decir lo que tienen que decir, o sea, de
transmitir su mensaje. Calvino, me parece, acertó con esta afirmación, pues
dichos volúmenes, cada vez que se leen, dejan en el lector una nueva impresión,
nuevas enseñanzas y conclusiones. Pareciera como si aquellos, aún teniendo
finitas páginas, ilustraran incontables verdades, de las que lo fueron, son, y
serán un hecho, mediante un mero relato.
Más de uno ha afirmado guiar su día
a día gracias a lo aprendido en un libro tradicional, cosa que, de no ser
experimentada, sería difícil de creer. Esos que no lo han vivido, probablemente
dudarían la efectividad de una clásica narración, dirían que una obra con
semejante longevidad no tendría valor para los individuos de la década; Y se
equivocan de una manera monumental.
Cierto es que los grandes: Dickens,
Tolstói o Austen, ninguno/a vivió en nuestra era, ninguno conoció los dilemas
actuales, y ninguno supo de los intereses modernos, mas por sus obras poseer el ''carácter de clásico'', podemos identificarnos, podemos entender, y más que nada,
podemos encontrar utilidad en lo que transmiten, aquello en mayor medida
que con cualquier obra de la época.
Pasé recientemente por, como le he
llamado, una época de sequía de clásicos. Y si bien demoré la lectura canónica,
no fue por falta de clásicos, sino por distraerme con ejemplares modernos. Me crucé con muchas novelas juveniles, y, a pesar de ver agrado en su interpretación, nada
se asemejó a mis amadas novelas victorianas.
Es ese sentimiento de que me estaba
perdiendo de algo, el que experimenté al iniciar un nuevo clásico; Vi que hay
más belleza en la franqueza de un autor sabio, que en las complacientes
mentiras de un relato poco realista, y que aunque haya momentos en que solo
quisiera adentrarme en un mundo distópico o fantástico, poco se compara con aprender
de la vida mientras disfruto de un argumento de calidad.
Te invito a mi Sorteo Nacional en mi blog :)
ReplyDeletehttp://once-upon-a-time-26.blogspot.mx/2014/08/once-upon-time-mi-sorteo-nacional.html
Hola!
DeleteMe encantaría participar, aunque veo en las bases de tu concurso que es exclusivo para México.
Gracias por el aviso de todas maneras,
Un beso!