Hoy le tocaría a un
dominicano, Franklin Mieses Burgos, cautivarnos con su poema en el penúltimo
día de nuestra semana de la poesía.
He escogido uno
inusual y distinto; Mieses Burgos le dedica sus versos a la sangre, aunque, ¿Se
refiere a ésta?
A
la sangre
Agua de
soledad, agua sin ruido,
desatado
cristal de pura fuente;
agua que va
cayendo interiormente
en mi cielo
más hondo y escondido.
¿Qué
misterioso viento sumergido,
tu natural
hechura de torrente
transfigura
ideal y simplemente
en un rojo
clavel enardecido?
Hay un íntimo
dios que te construye.
El mismo dios
que lento de ti fluye
por los
labios abiertos de la herida.
Vivo clavel
humano que perdura
sujeto por la
leve arquitectura
de la fugaz
estatua de la vida.
Al leerlo he quedado fascinado con
el poema, tal vez porque comparto las mismas interrogantes que el autor sobre el humano, sólo que no de su fisiología, y algo me dice que Mieses Burgos tampoco.
Me pregunto por qué le llama ''Agua
de soledad (...)''; podría ser porque la sangre sólo trae consigo tristeza,
sentires negativos, en algunos casos, soledad. Aunque al leer más de la primera
estrofa, veo caer la lluvia en mi mente,
pienso que el autor compara la sangre con la lluvia, que ciertamente es
conocida por infligir melancolía; Mieses Burgos dice que esta lluvia cae sin
ruido, que cae interiormente, de un cielo escondido.
Nos da a pensar en su segunda
estrofa que aquella precipitación innatural de la que habla también trae consigo
vientos, unos misteriosos, y probablemente se refiere a que la sangre destruye,
que se lleva consigo todo en su camino, trayendo la muerte. A continuación, solo
he interpretado que aquel clavel enardecido del que habla es representativo de la sangre.
Del verso ''Hay un íntimo dios que
te construye'', extraigo que el autor habla de la vida, pues es ésta la que ''construye'' la sangre, digamos que le da sustento, e igualmente de la sangre
fluye la vida cuando sale a borbotones ''por los labios abiertos de la herida'',
dando paso, lógicamente, a la muerte.
Mieses Burgos hace referencia, según
mi parecer, a la fragilidad de la vida, cuando dice en su última estrofa que el
clavel humano, siendo éste la sangre, ''(...) perdura sujeto(a) por la leve
arquitectura de la fugaz estatua de la vida''; o sea que la sangre depende de
la vida, y la vida depende de la sangre, siendo la primera efímera y delicada,
pues depende de una ''estatua'' quebradiza e irrecuperable para perdurar.
HOLA♥
ReplyDeleteMuy buena entrada, hace poco me invitaste a visitar tu blog y tus entradas son excelentes, suerte para el concurso :)
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Hola Daelyn!
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